El camino por recorrer
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Capítulo 14

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Mensaje  Hikari Mar Feb 16, 2010 8:03 pm

Capítulo 14
Rosas de carmín





Saïx: Xemnas convoca una reunión general en el mundo inexistente.
Esa fue la primera frase coherente de más de tres palabras que oí esa mañana.
Saïx apareció en medio de la sale mientras que todos desayunábamos.
Saïx: Ahora.
Al instante todos los incorpóreos de la sala se miraron los unos a los otros y se desvanecieron tras suspiros y quejas.
Y se fueron, sin más, sin resistirse ni rebelarse. Miré a Yexhana y a Frixen rezando para que la mujer gato no estuviera planeando una “Tarde de chicas” o algo parecido.
Pillé mi plato y deslicé lentamente fuera de la sala. Entonces me encaminé hacia las escaleras con amino de terminar mi desayuno tumbada en la cama, cuando un sombrero de coma bajó rodando las escaleras y se colocó en mi cabeza de un salto.
Xeris: Hola dola caracola.
Hikari: Hola Xeris.
Me quité el sombrero y lo lancé lejos. En ese momento Xeris salió del sombrero con el ceño fruncido.
Xeris: Pero que malvada eres, yo que venía a proponerte algo…
Hikari: ¿El qué?
Xeris sonrió ampliamente. SE quitó el sombrero, metió la mano en el y sacó una tetera.
Xeris: mejor te lo cuento con un poco de te, va a ser largo… ¿Te ape?
Suspiré y me acerqué a ella con parsimonia.

Xeris: venga Hika, seguro que te caen bien...
Aceleré el paso mientras que me aproximaba a la planta de las habitaciones.
Hikari: ¬¬ que miedo...
Xeris: son chicos majos
Hikari: tal y como me los has descrito son… raros
Xeris: especiales diría yo.
Hikari: Aja...
Pero ni me paré, ni me giré, ni hice una amago de ir con ella después.
Hikari: Paso.
Xeris saltó, se hizo una bolita y, tras haces una voltereta en el aire, aterrizó frente a mí…Vale…Eso ha sido una pasada…
Xeris: Porfa.
Hikari: ¿Pero por quéeeee?
Xeris: ¿Y porqué no?
Hikari: ¿Y por qué no me lo propusiste antes?
Xeris: porque...eh...uhm...
Hikari: ¡Lo sabía! Hay otra razón.
Xeris: Bueno, vale, si que la hay... Es que...
Xeris vaciló unos instantes mientras que buscaba la respuesta adecuada.
Xeris: Es que, verás, mi hermano pequeño se ha obsesionado con una chica...
Hikari: Aja, ¿Y?
Xeris: Que ella no le quiere a el...
Hikari: ¿Y?
Xeris: Pues que no deja de lamentarse y de hablar de ella día y noche, y lo que quiero es que se olvide de ella de una maldita vez, que nos tiene hasta las narices a todos los demás.
Hikari: ¿Y tu crees que si yo voy....?
Xeris: Hombre, pues creo que si conoce a otra gente, más variedad, ya me entiendes, pues... A lo mejor se le pasa un poco...
Arqueé la ceja.
Hikari: Sabes que utilizarme para eso te va a costar caro ¿No?
Xeris: No es lista la niña ni nada, ¿Que quieres?
Hikari: Ya me lo pensaré, pero no te va a gustar… ¿hacemos el trato?
La tendí la mano a Xeris.
Xeris: hecho.
Me estrechó la mano con fuerza.
Xeris: Y ahora…
Su rostro adoptó una sonrisa maligna.
Xeris: Demos un paseo.

Xeris me llevó por las calles del barrio por que Thessla tenía la casa.
Hikari: ¿A dónde me llevas?
Xeris: Al club leñes, bueno, en realidad es la casa de mi hermano, solo que la utilizamos como centro de reunión.
Hikari: Oh ¿Y os reunís a menudo?
Xeris: Es básicamente nuestra segunda casa.
Hikari: Ya veo
Xeris: Es un almacén reformado
Hikari: ¿Eh?
Xeris: En la primera planta están las habitaciones y en el subterráneo todo lo demás.
Le miré sin llegar a comprender exactamente la organización del edificio.
Hikari: Eh…
Xeris: Ya lo verás.
Xeris se paró frente a un viejo edificio grande de una sola planta adornado con una verja un tanto oxidada.
Xeris: Es aquí, ¿Lúgubre verdad?
Hikari: Si…
Xeris: Ven.
Pasamos a un Hall en el que había unos cuantos abrigos colgados en un viejo perchero de metal y un paragüero con un único paraguas de color negro. De frente estaban, lo que parecían ser las puertas de un ascensor y a la izquierda unas escaleras.
Xeris: Tomaremos las escaleras si no te importa, solo hay que bajar un planta.
Hikari: Vale.
Eran unas escaleras oscuras y un tanto claustrofóbicas por lo terriblemente estrechas y cerradas que eran. Finalmente llegamos abajo.
Xeris: ¡voilá! Bienvenida al club
Eché un vistazo fugaz a lo que aparecía ante mis ojos. Había una gran sala que parecía dividirse entre salón y comedor, más al fondo estaba la cocina y a la izquierda de esta unas escaleras de madera llevaban de nuevo a la planta superior.
Xeris me llevó primero hacia la mesa del salón en la cual estaban sentados cuatro individuos de aspecto peculiar.
Xeris: Chicos, esta es Hikari, saludad.
Se incorporó un hombre de unos veinticinco, con un pelo largo y negro peinado hacia arriba de manera extravagante y enormes patillas, con piercings en las orejas y un arito en mitad del labio inferior. Llevaba puesta una camiseta sin mangas de rejilla negra junto con unos pantalones negros ajustados. Me tendió una mano llena de anillos enormes plateados.
Matthew: Matthew, encantado.
Hikari: Lo mismo digo.
Me estrechó la mano con firmeza entonces se giró hacia los que quedaban en la mesa, una chica de pelo morado corto vestida con un kimono rojo sin mangas y dos jóvenes acarameladitos, uno de ellos rubio y con ropa colorida y el otro era pelirrojo y vestía con una camisa negra y vaqueros. Matthew entonces señaló hacia la chica primero.
Matthew: Ella es Victoria y los otros dos son Laos y…
Andrew: ¡Andrew!
El pelirrojo me saludó efusivamente desde la mesa con una amplia sonrisa.
Hikari: H-Hola…
Xeris entonces me tomó del brazo.
Xeris: te presentaré a los otros dos que faltan.
Me fijé que en el sofá del salón, lugar al que nos dirigíamos, sentado frente al televisor estaba un tipo que tenía el pelo color caoba y recogido en una especie de moño, ojos azul verdoso que fumaba in pipa un tanto peculiar y simplemente llevaba puestos unos pantalones negros y una bufanda de plumón.
Xeris: Hika, este es Edward.
El hombre me miró con sus preciosos ojos con cierto aire de indiferencia, depués volvió a la pantalla del televisor.
Edward: Por fin veo a alguien normalito pasearse por aquí...
Se quitó la pipa de la boca y espiró el humo, acto seguido me tendió la mano.
Edward: Mucho gusto en conocerla señorita.
Asentí con la cabeza, tenía algo extraño que me daba un poco de… Miedo…Algo que me hacía apartarme de él, quizá la frialdad con la que me miraban sus ojos…
Entonces se oyeron pasos apresurados en el piso de arriba mientras que se iban acercando a las escaleras de madera y bajaban los primeros escalones a toda velocidad.
Dex: Oye Edward, has visto mis…
No… ¡No, no, no, no y no! ¡Me niego! No es posible…
Me giré lentamente para mirar al pié de las escaleras para volver a encontrarme con unos ojos verdes en un rostro de sobra conocido.
Hikari: ¡Tú!
Dex: ¡Tú!
Hikari ¡aaaaaaaaaaaaaaaah!
Dex: ¡aaaaaaaaaaaaaaaah!
Ambos nos señalamos mutuamente con la boca abierta mientras que gritábamos desquiciados.
Hikari: ¿que coño haces tu aquí?
Dex: ¡lo mismo te digo!
Hikari: ¡Me ha traído ella!
Dex: ¡yo soy su hermano!
Hikari: O_o
Osea que…Ella… Su hermano… Yo… ¡La madre que la parió!
Dex entonces se tiró al suelo y me abrazó las piernas.
Dex: oh Hi ¿no te has dado cuenta? ¡Es el destino!
Hikari: Ni de coña ¬¬
Dex: estamos predestinados, está escrito en las estrellas…
Hikari: ¡Déjame en paz!
Dex: oh, eso es imposible, ¡antes la muerte que de ti separarme y perderte!
Hikari: ¬¬’
Dex: Lo siento, me quedé anclado en el romanticismo
Hikari: ya te veo
Xeris: Que bonito…
Hikari: Tu calla maldita ¬¬
Dex: oh, me ahoga la alegría al pensar que te tengo por fin aquí a mi lado
Hikari: ¡Suéltame la pierna!
Edward: Dex, deja a la chica, comienza a ser acoso sexual ¬¬
Dex: ¿qué? Como dices eso…Con lo inocente que yo soy…T_T
Edward: Ya, ya, inocente…Hi ¿Puedo llamarte Hi? Yo de ti no me fiaba mucho de su carita de corderito degollado…
Dex: ¡vale! Gracias por crear tan buena fama de mi Ed ¬¬
Edward: Eh, que yo soy neutral
Dex: Menudo mejor amigo que eres T_T
Edward: Me voy ala cocina ¬¬
Xeris entonces se despidió con la mano y se acercó hacia los de la mesa.
Hikari: ¿A dónde vas?
Xeris y los otros se pusieron los abrigos ignorando mi pregunta.
Hikari: ¡No me dejes sola!
Pero ya habían desaparecido tras las puertas del ascensor.
Dex: Oh, ¿Quieres jugar un ratillo a la “Play”?
Arqueé la ceja.
Dex: Andaaaa
Hikari: Bueno, no tengo nada mejor que hacer dado que me han abandonado.
Dex sonrió con sus brillantes ojos verdes y se acercó a la televisión. Yo me senté en el sofá y esperé a que lo encendiera todo.
Dex: Uhm….
Hikari: ¿Qué?
Dex: Que solo tengo juegos para chicos
Hikari: Mejor, así será más triste para ti cuando te machaque.
Dex: Juego de coches pues.
Entonces se sentó a mi lado y me pasó un mando.
No habían terminado los créditos iniciales cuando Dex se hizo un obillito en el sofá y apoyó su cabeza en mi regazo.
Hikari: Quita ¬¬
Dex: ¿Por qué princesita?
Hikari: Porque me molestas
Dex: jo
Dex se movió y volvió a su postura inicial. Entonces hizo como si bostezara con la intención de rodearme los hombros con su brazo.
Hikari: Ni se te ocurra
Dex: ¡Jo! ¡Ya no eres princesita, ahora eres brujita!
Hikari: ¿Perdón?
Dex: Si, lo eres, porque las princesas son dulces y tu eres malvada y cruel...Eso y...Y porque me has hechizado brujita.
Arqueé la ceja
Hikari: Eres demasiado empalagoso.
Dex: ¿Te disgusta?
Hikari: Me satura.
Dex: Te saturaré hasta que sucumbas a mí
Hikari: Me largo ¬¬
Me incorporé, Dex intentó agarrarme de la muñeca pero aparté el brazo rápidamente. Me acerqué a la cocina, donde Edward tenía todo mangas por hombros.
Hikari: ¿Qué haces?
Edward se giró sobresaltado.
Edward: ¿Que haces TÚ aquí?
Hikari: Huir del cara-colador
Edward: Oh, entonces puedes quedarte, ¿Me pasas la mantequilla?
Edward señaló un paquete de plástico blanco.
Hikari: ¿Qué haces?
Edward: Galletas de vainilla y chocolate blanco con forma de estrellitas.
Hikari: Oh, interesante
Edward: Si, interesante...
Dex: ¡Galletas!
Dex nos miraba desde el marco de la puerta con ojos brillantes y una amplia sonrisa
Edward: Ni se te ocurra Dex
Dex: Un poquito…
Edward: ¡No! ¡Ni se te ocurra comerte la masa cruda! ¿Me has odio?
Dex: Pero es que está más buena…
Edward le fulminó con la mirada y volvió a lo suyo. Entonces Dex se fue acercando sigilosamente hacia el cuenco donde estaba la masa recién hecha. Justo en el momento en el que iba a meter la mano dentro del cuenco, Edward de noqueó tirándole a la cabeza un cucharón de madera
Edward: Tocado y hundido.
Edward continuó a lo suyo como si nada mientras que Dex rodaba por el suelo en posición fetal con las manos sobre el lugar del impacto mientras que maldecía por lo bajo y decía cosas no muy bonitas sobre la madre de Ed.
Hikari: ¿Está bien?
Edward: Se recuperará, no es la primera vez que le pasa.
Dex se incorporó de golpe y le lanzó una ensaladera de plástico a Edward. Este sin ni siquiera apartar la vista de lo que estaba haciendo cogió la ensaladera antes de que le diera y se la devolvió al pelo pincho golpeándole de nuevo en la cabeza.
Dex: Te odio Ed
Edward: Yo también te quiero cielo.
Dex renunció a un segundo intento de lanzarle algo a Edward y se gue al salón mascullando cosas sin sentido.
Edward. Anda, tu que eres fémina y se te dan bien estas cosas, ves a que se le pase el berrinche al niñito.
Hikari: ¿Por qué yo? Si el que la ha liado parda has sido tú.
Edward: a mi me lanzará la lámpara del salón en cuanto aparezca por la puerta.
Hikari: Vaaale, lo capto, ya voy.
Suspiré y salí de la cocina. Dex estaba sentado en el sillón con los brazos cruzados y de morritos.
Hikari: Edward me envía para ver como va tu berrinche.
Dex: Dile con amor que puede meterse el cuenco de las galletas por el…
Hikari: Encima de que se preocupa por ver como estás.
Dex hinchó sus carrillos y luego me miró fijamente.
Dex: oye…
Hikari: ¿Qué?
Dex: Verás yo…
Dex se puso a juguetear con sus dedos mientras que agachaba la cabeza.
Dex: Te pido perdón.
Hikari: ¿Por qué?
Dex: Me avergüenzo de mi comportamiento…
Hikari: Aja
Dex: te pido disculpas y…
Hikari: ¿Y?
Dex: Y si… Te gustaría volver a jugar conmigo…
Dex alzó el mando de la consola.
Dex: El único que lo hace es Edward, pero últimamente está ocupado con otras cosas…
Hikari: ¿Sin intentos de seducción?
Dex: No
Hikari: ¿Sin trampas en el juego?
Dex: No
Hikari: Vale
Dex: ¡Wiiiiii!
Me hizo un hueco y me senté junto a él.
Dex: ¿Al mismo de antes?
Hikari: ¿No tienes ninguno de luchas?
Dex: Vale
Dex se tentó a mi lado con un mando entre las manos tras manipular la consola.
Dex: ¿Sabes como van los controles?
Hikari: Lo aprenderé sobre la marcha.
Dex: te voy a machacar.
Hikari: No te lo crees ni de coña.

Entonces llegó la hora de comer, hora en la que terminaba mi trato con Xeris, además hacía tiempo que ella y los otros habían vuelto por lo cual ni siquiera tenía que esperarla.
Hikari: He de irme
Le di al PAUSE en el juego y me incorporé.
Dex: ¿Que?
Dex se puso en pié y se interpuso en mi camino.
Dex: ¿No vas ni a quedarte a comer?
Hikari: No, tengo unas cosillas que hacer
Dex: ¿Volverás?
Dex me miraba con ojos tristes.
Hikari: ¿Para que me persigas por toda la casa y no me dejes en paz?
Dex: Para terminar la partida.
Dex señaló hacia la pantalla del televisor.
Hikari: Ya veré.
Cogí mi abrigo y me lo puse mientras que me despedía de Edward y de los demás presentes. Xeris también se levantó para recoger sus cosas y volver al castillo.
Dex: ¿Pero volverás de verdad?
Dijo Dex apoyado en la puerta de la entrada mientras que Xeris y yo salíamos.
Hikari: Si me dejas en paz tal vez si.
Pude ver por el rabillo del ojo como sonreía ampliamente y se nos quedaba mirando hasta que giramos en la esquina.
Nada más poner un pie en el castillo Axel me estaba ya esperando con cara de pocos amigos.
Axel: Tienes exactamente cinco minutos para salir de aquí cagando ostias, ponerte la gabardina y volver, ¡vuela!
La fría mirada de Axel me hizo poner los pies en polvorosa. Volví a los cuatro minutos y cuarenta y ocho segundos. Axel me llevó hasta un lugar que me sonaba bastante. Era un jardín con rosales de rosas blancas y rojas muy bien cuidado. Un conejo blanco se me vino a la cabeza, pero no sabía por qué. Inspeccioné el terreno, había un caminito que llevaba a una especie de bosquecito de enormes flores y lotos con una piedra también enorme.
“Don nadie”
Fue lo que apareció en mi mente al mirar allí.
“Yo no soy una don nadie…Yo sigo siendo Yo”
Fue a respuesta mental que di automáticamente, también sabía, de algún modo, lo que iba a continuación.
“Entonces puede que quizás no fueras nadie desde el principio…”
Hikari: Yo…
Me lleve la mano al pechó y apreté con fuerza.
Hikari: No soy una don nadie…
Axel: ¿Decías algo?
El pelirrojo me miraba desde el centro del jardín arqueando una ceja.
Hikari: ¿Eh? ¡Oh! ¿Yo? No, nada…
“No lo soy… lo se”
Miré al suelo
“Créeme, yo también… Pero ellos no…”
Es palabras… Esa conversación yo ya la había tenido, ¿Pero dónde? ¿Con quién?
Don nadie… así es como me llamaban de pequeña, señorita don nadie, ese era mi mote. Hasta que conocí a… ¿A quien? No… No lo recuerdo… Yo…
Axel: tenemos trabajo
El pelirrojo me puso la mano sobre el hombro.
Axel: Bueno, más bien tengo.
Hikari: ¿Qué pasa?
Me giré hacia el dejando a in lado mis paranoias. Seguro que lo habría soñado o algo así….
Hikari: me has traído aquí a toda velocidad y aún no me has dicho ni por que ni nada…
Entonces me llevé una mano al estómago.
Hikari: y tengo hambre…
Axel: Al estar en una situación de emergencia Xemnas ha cogido a un grupillo de incorpóreos jóvenes…
Hikari: ¿Y?
Axel: El caso es que tras tratar con ellos durante un mes no le han parecido aptos para entrar aquí…
Hikari: ¿Y?
Axel: Y…
Axel giró de golpe la cabeza.
Axel: Esos son, ponte la capucha.
Obedecí. Un grupo de unos quince chicos más mayores que yo se presentó ante nosotros. Pegué un vistazo rápido a sus caras. Me llamó la atención una chica que estaba llorando, con el maquillaje resbalándole por la cara y sin embargo su cara no parecía la de una persona que había llorado. Parecía como si en ella esas gotas fueran tan normales como el respirar. Uno de los chicos se adelantó. Era alto, de una constitución más corpulenta que la de Axel. Tenía una tez muy pálida, perilla, y una larga cabellera negra adornada con rastas. Sus ojos eran del mismo color que los del pelirrojo.
Axel: Así que vosotros sois el grupo de los que se hacen llamar “La última esperanza”…
Chico: Somos el orgullo de los que son como nosotros.
El pelirrojo miró al joven que se había adelantado.
Axel: Y tu debes de ser Aarón.
Aarón: Y tu el número ocho.
Casi al unísono los dos se cruzaron de brazos. Axel arqueó la ceja.
Axel: Es Axel, ¿lo captas?
Axel entonces me miró y me hizo una señal con la cabeza para que me fuera junto a unos matorrales.
Aarón: ¿Y la chica?
Axel: Su presencia o lo que haga aquí es irrelevante para vosotros. Si intentáis atracarla os corto el cuello.
Axel materializó sus chakramas. Los jóvenes hicieron lo mismo con sus armas.
Axel: Vuestro rival…
Axel apuntó a Aarón con sus chakrams.
Axel: Soy yo.
Aarón: ¿Y hasta donde tenemos que llegar para pasar la prueba, eh?
Y entonces el pelirrojo, con una sonrisa aterradora dijo.
Axel: Pintad las rosas de carmín.
Chico: ¿Cómo?
Aarón: Marcus, espera…
Aarón le puso el brazo delante cuando dio un paso al frente, indicando que no se adelantara.
Aarón: No es nuestro terreno, puede haber trampas, como con ese otro tipo…
Axel rió sonoramente. Tenía la cabeza agachada y la cara sumida en las sombras, me dio escalofríos.
Axel: Gotita…
Marcus: Eh?
Axel: Gotita, gotita, gotita…
Aarón: ¿Gotita, gotita, qué? ¿Cogemos cada pétalo y lo pintamos gota a gota?
Aarón se cruzó e brazos un una media sonrisa burlona en el rostro que desapareció en el instante en el que Axel le devolvió el gesto.
Axel: Gota a gota se hace un río.
Chica: ¿De lágrimas?
La chica que lloraba dio un paso.
Aarón también se puso frente a ella.
Axel: No.
El pelirrojo dijo esto con una sonrisa demasiado familiar para mí. Ahora venía algo malo. Axel adoptó su postura de combate.
Axel: De sangre.
Aarón: ¡Matadle!
Un círculo de Ardientes llamas se formó a su alrededor dejándome fuera. Oía gritos y el choque de metales pero apenas podía ver nada, las llamas eran muy intensas. Me subí a lo alto de un árbol para intentar ver algo. Justo cuando me asomé entre las ramas el circulo de fuego se extinguió, pero no porque lo apagara Axel, sino por la chica de las lágrimas. Era casi un clon de Demyx, con el color del pelo y los ojos similar, y controlaba lo que parecía ser agua…O lágrimas.
Axel: Agua versus fuego, interesante.
Axel se centro en ella y comenzó atacarle sin parar pero ella conseguía zafarse de todo. Finalmente el pelirrojo consiguió herirle en el estómago con sus chakrams derribándola.
Axel: te tengo.
Una enorme bola de fuego envolvió a la chica que murió tras un grito desgarrador. Entonces el reinado de las llamas volvió con, incluso, más intensidad. El calor era insoportable. Ahora solo quedaba en pié Aarón, armado con un látigo de cuero lleno de pinchos y con ira homicida en los ojos.
Axel: Bueno, parece que has fracasado como líder.
Aarón: ¡BASTARDO!
Aarón se abalanzó sobre Axel. Este hizo un rápido movimiento que no pude percibir con los ojos, solo vi como los chakrams se llenaban de sangre y como el cuerpo de Aaron se separaba por la cintura. Las llamas se extinguieron, Axel guardó sus armas. Le miré, tenía la cara y el cuerpo llenos de sangre ajena y la gabardina un poco rota dejando ver un diminuto corte de la misma longitud que el corte en la gabardina.
Axel: baja de ahí, anda, que pareces un mono.
Me daba hasta miedo lo tranquilo que estaba Axel después de la masacre que había hecho.
Axel: ¿Tengo que ir a por ti?
Hikari: Voy
Mientras que bajaba de mi mirador me apoyé en una rama demasiado fina que se rompió y me hizo caer.
Axel: Torpe
Dijo Axel mientras que me sujetaba entre sus brazos.
Hikari: Gracias.
El pelirrojo me dejó en el suelo. Tampoco me había salvado de un golpe tan grande…
Axel: Bueno, esto ya está…
Hikari: ¿Y los cuerpos?
Axel: No pienso limpiar todo esto.
Axel se medio limpió la cara con la manga.
Hikari: Al menos no lo dejes así.
Axel me miró, suspiró, chascó los dedos y al instante unas potentes llamas carbonizaron lo que quedaba de los jóvenes.
Axel: ¿Contenta? Venga, vamos
Hikari: ¿Es que no te importa?
Axel: ¿El qué? ¿Esto?
El pelirrojo señaló hacia la zona quemada y su interior. Asentí tímidamente con la cabeza. Entonces Axel me miró con sus dulces ojos esmeralda y una leve sonrisa.
Axel: Esto para mi es… Como decirlo… Tan usual como beber un vaso de agua. No se si y te lo he dicho antes y si no te lo diré ahora… Esto, querida mía, es mi trabajo, es lo que llevo haciendo toda la vida y es para lo que estoy hecho, es más, por mucho que te perturbe esta afirmación la diré y es que en cierto modo disfruto con ello, mucho.
No solo me perturbó, sino que me heló la sangre en las venas…
Axel: Anda, vámonos a casa.
El pelirrojo abrió un portal mientras que yo volvía a mirar ese escenario de muerte por el que aún resbalaba sangre entre las rosas.
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