El camino por recorrer
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Capítulo 18

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Mensaje  Hikari Mar Feb 16, 2010 8:07 pm

Capítulo 18
Masa de galletas




Suspiré mientras miraba las vistas desde la terraza. Axel llevaba ya 45 minutos de retraso. Algo bastante anormal en el. Tras esperar 5 minutos más me incorpore y baje hasta la puerta de su cuarto. Abrí la puerta de golpe con la esperanza de verle durmiendo o en alguna situación.
Hikari: ¡sorpresa zorra!
Sin embargo la habitación estaba vacía. Todas las habitaciones lo estaban
Baje a la cocina con la esperanza de encontrarme con alguien desayunando. Yexhana desayunaba una magdalena con un te de vainilla.
Hikari: ¿Dónde esta todo el mundo?
Yexhana me arqueo la ceja y me miro con cierto aire de superioridad
Yexhana: pues haciendo misiones para el gran Xenmas
Hikari: oh ya…
Yexhana: tomate el día libre…
Hikari: lo haré
Dije por encima del hombro mientras que salía de la habitación.
El embriagador olor del chocolate caliente me hizo olvidarme del pelirrojo.
El bar me parecía especialmente tranquilo esa mañana ¡Oh, faltaba Dex!
¿Increíble verdad?
Cuando me acerqué perezosamente a la cafetería de siempre, cuando estaba a medio camino de la barra me di cuenta de que no había un “Hey! Hi” al lado de la puerta para recibirme. Me giré hacia donde normalmente Dex se sentaba y me llevé una sorpresa.
El no estaba y su mesa, al lado del radiador, estaba vacía. Sonreí para mí y me senté en el sitio vacío.
Me acomodé en mi sitio volviendo a sonreír tras recordar esto de nuevo. Que perfecto comienzo para este día. Mi cuerpo y mente estaban libres de stress y Dex no aparecía por ninguna parte para arruinarme la mañana como generalmente hacía. ¡Yeah, nenes! Esto es vida…
Sorbiendo el chocolate que Kayla acababa de traerme me fijé en la gente que entraba y salía del local. Fue entonces cuando me di cuenta de que no conocía a nadie. Pasaban junto a mi mesa sin mirar dos veces. Nadie me hablaba. A nadie le importaba lo más mínimo mi presencia.
No conocía a ningún vecino en todo el barrio. Comencé a deprimirme y tras terminar el desayuno salí del local. Oyendo la voz de Dex, sin importar lo sumamente molesta que podía llegar a ser, me hacía sentir…Acogida…En cierto modo. Durante todo el día estuvo zumbando en mi cabeza la misma pregunta…
¿Dónde estaba?
El día fue agradable, no hacía frío pero tampoco calor y las nubes tapaban el molesto sol. Por la mañana paseé por la ciudad y después de comer decidí cotillear las rebajas de unos grandes almacenes. Una vez allí me dispuse a subir a la cuarta planta por el ascensor, pero justo cuando llegué las puertas se estaban cerrando y no estaba dispuesta a esperar diez minutos a que esa lenta chatarra volviera ami planta.
Hikari: ¡Espera! ¡Sujeta la puerta, por favor!
Vi una mano asomarse y ponerse ante las dos puertas metálicas. Bueno, al menos no toda la gente en esta ciudad era mezquina y rastrera.
Entré corriendo en el ascensor y entonces me entraron ganas de volver a Salir. DEX estaba sujetando la puerta. Suspiré y me quedé dentro. Puede que no dijera nada, ni que me acosara y que el siguiera mi camino y yo el mío… Puede…
Dex: Hola princesa, ¿Cómo tú por aquí? ¿Qué tal te ha ido el día?
Las típicas preguntas de siempre. No me apetecía responder así que simplemente fijé la vista en la puerta y no lo hice.
Dex: Princesita, ¿Cómo te ha ido el día?
La palabra mágica, odio que la diga. Bueno, no exactamente, en realidad odio como lo pronuncia.
Hikari: Como siempre.
Venga, venga, dos…tres….cua.
De repente el ascensor se paró bruscamente. Las puertas no se abrieron para coger más pasajeros, no.
Hikari: ¡Dios!
Golpeé con frustración la puerta.
Dex: Relájate
Le miré. Dex se acercó a los botones, los pulsó todos y luego pulsó el de emergencia un par de veces. Después se cruzó de brazos y se apoyó en la fría pared metálica del ascensor sin dejar de mirar al pequeño telefonillo.
Entonces una grave y vasta voz masculina contestó a nuestra llamada.
Técnico: Lo siento, estamos trabajando en el problema ahora mismo. Tan solo nos llevará unos minutos.
El mensaje se cortó ahí. Ni guarden la calma ni nada. Comencé a maldecir por dentro el momento en le que dije que sujetaran la puerta.
Hikari: Ugh!
Golpeé el suelo con el pie con frustración. ¿Por qué me pasa esto a mí?
Dex: Por mucho que te enfurruñes no vas a arreglar nada
Dex dijo esto con una sonrisa ¿La divierte? Capullo. Estar encerrada en un ascensor no es que se diga una de mis actividades favoritas….
Dex: Ya que parece que estamos encerrados aquí…
Le miré con cara de pocos amigos aun así el continuó.
Dex: ¿Por qué no hablas conmigo? No es que no me gusten nuestras conversaciones cortas y monotemáticas en las que acabas insultándome y que tenemos en otras situaciones pero variar nunca viene mal ¿No?
Me senté en el suelo y me rodeé las rodillas con los brazos. Mi día había empezado tan bien…
Dex: ¿No vas a hablar conmigo princesa? Oh, me partes el corazón.
No podía aguantarlo, no podía. El pánico de mi interior por estar encerrada en un pequeño cubículo en suspensión sumado a la insistencia de Dex me hicieron explotar.
Hikari: ¡Dios santo, Dex! ¿Es que nunca te callas?
Dex entonces puso su mano en el pecho y con un gesto de dolor añadió
Dex: Tus palabras me han herido, princesa.
Me lo hubiera tragado si una gran sonrisa no ocupara la parte inferior de su cara.
Hikari: Lo digo completamente en serio. ¿Por qué demonios insistes tanto en intentar ligar comigo? Es más que obvio que paso de ti ¿no?
Dex: Me gusta molestarte.
La sonrisa en su rostros se hizo más grande y yo estaba apunto de cortarle la cabeza.
Hikari: Oh, pues se te da bastante bien
Dex: Jodidamente bien.
No puede evitar soltar una sonrisa. Otra cosa que se le daba bien era hacerme reír, aunque no lo mostrara por fuera si que me hacia sonreír por dentro. No se porque, supongo que por la presión de la situación, por lo agobiada que estaba o por que lo necesitaba de verdad pero ambos rompimos en una estúpida carcajada. Aunque lo cierto es que la situación no tenia ni pizca de gracia. Estaba encerrada en un ascensor averiado con el hombre que lleva tiempo acosándome y persiguiéndome partiéndome el culo por una estupidez.
Dex: ¿Vas alguna vez a darme mas que una respuesta monosílaba cuando te pregunte algo?
Dex dijo esto entre risitas pero rápidamente se puso serio, fulminándome los ojos en busca de una respuesta.
Hikari: Bueno, el día empezó bien…. Espera ¿Porqué no estabas hoy en la cafetería?
Ahora era yo la que le miraba a los ojos en busca de una respuesta. El se acercó y se sentó a mi lado. Entonces se puso dos dedos sobre la boca e hizo como si tomase aire y luego lo soltó.
Hikari: ¿Fumas?
El se encogió de hombros. ¿Fumaba? Oh…eso me sorprendía.
Dex: Si, dos o tres cigarrillos a la semana, no tengo mono. Además, es cosa mía si no estaba ahí o no esta mañana ¿Por qué preguntas?
Hikari: oh, no, nada, por saber…
Dex: ¿Me extrañaste?
Dex puso cara de corderito degollado.
Hikari: No te hagas ilusiones, solo tenía curiosidad ¬¬
Dex se rió. Tenía una risa agradable.
Hikari: de todos modos mi día se fue a la mierda. Ha sido terriblemente aburrido esto de tener el día libre…Sin nada que hacer, nadie con quien hablar…
Dex: bueno, ahora me tienes a mí ¿No?
Hikari: Si… A ti…
Justo en ese momento el ascensor volvió a funcionar. Dex se incorporó, se limpió el polvo de los pantalones y luego me tendió la mano. Cautelosamente la agarré y el me ayudó a levantarme.
Dex: Ves, no soy tan horrible cuando te dignas a conocerme.
El sonrió abiertamente y su cara rejuveneció varios años.
Hikari: Gracias por la charla, Dex, ha sido muy instructiva.
Dex: Sin problemas, Hi.
Ya estaba apunto de decirle que no me llamara así, pero cuando dijo mi nombre así sonó tan…Agradable. Cuando Thessla o los demás lo decían sonaba mal, sonaba muy “British” pero cuando el lo dijo…no se…pegaba
Agité suavemente la mano a modo de despedida al salir del ascensor. Dex hizo lo mismo mientras desaparecía tras las puertas de acero.
Me di la vuelta en dirección hacia la sección de ropa cuando un “Ding” procedente de los ascensores me hizo girar automáticamente la cabeza.
Dex: Estaba pensando que… Yo… ¿Te apetece pasar la tarde juntos?

Me crucé de brazos
Hikari: ¿Y qué es lo que se hace por aquí?
Nos paramos frente a las puertas del club mientras que Dex buscaba en el interior de sus bolsillos las llaves.
Dex: Nos reunimos, preparamos excursiones, trabajamos en los diseños de Edward…
Hikari: ¿Diseños?
Dex: Edward es un hombre polivalente, tiene una vida muy completa, es modelo, ha sido actor porno, está terminando de estudiar derecho y ansía ser un diseñador famoso.
Hikari: Pero, ¡Ninguna de esas cosas tienen nada que ver la una con la otra!
Dex: Bueno, sigue buscando su camino en la vida…
Dex abrió la puerta principal y me invitó a entrar con un leve gesto.
Hikari: ¿Y tú?
Dex: ¿Yo qué?
Hikari: ¿Qué haces tú?
Dex: Yo…Pues… El imbécil los fines de semana en un local, al menos da para comer
Hikari: ¿Me explicas eso?
Dex: Algún día, ahora, cuéntame cosas de ti
Hikari: Yo estaba preguntando primero
Dex hinchó los carrillos mientras que llamaba al ascensor.
Hikari: Solo es una planta.
Dex: Me duelen los pies.
Hikari: Los hombres sois unos bebés
Dex: ¡Oye!
Hikari: Es cierto, si no has llevado tacones en tu vida no puede decirme que te duelen los pies.
Dex: Llevo tres kilos en cada pierna por las botas y desde bien tempranito andando, querida, estoy, lo que se dice, “matao”.
Las puertas se abrieron. El ascensor era bastante viejo pero nos bajó rápidamente.
Hikari: bebé
Dex hinchó los carrillos de nuevo y acto seguido se sentó sobre el sofá.
Dex: ¿Te importa si me los quito?
Hikari: Adelante, es tu casa al fin y al cabo.
Para mi sorpresa no le olían los pies. Dex se estiró levemente y tras crujirse el cuello giró la cabeza hacia mí.
Dex: Bueno, ¿y que quieres hacer?
Hikari: No se, eres tu el que me has invitado…
Dex: Y tu la invitada, ¿qué quieres hacer?
Suspiré y me crucé de brazos. Vale… ¿Qué se puede hacer en casa de este hombrecillo? ¿Bailar una jota sobre la mesa del salón?
Dex: ¡Lo tengo!
Dex se incorporó tan bruscamente que me hizo pegar un brinco en el sitio.
Dex: Vale, un juego sencillo, Yo te pregunto algo y tú me cuentas algo de ti y tú me preguntas algo y yo te cuento algo de mí.
Hikari: Oh…
Dex: No digas “oh”, es la única escusa que me queda par preguntarte cosas indiscriminadamente.
Arqueé la ceja pero no puede evitar sonreír.
Hikari: Ok, tu ganas
Dex: ¡Genial!
Hikari: Pero empiezo yo
Dex: Jo…
Hikari: Vale…A ver…
Me mordisqueé la uña del pulgar mientras que pensaba en una pregunta que hacerle a este individuo.
Hikari: ¿Cuándo te hiciste los piercings?
Dex me miró extrañado.
Dex: Uhm, respecto a ese campo me esperaba más bien una pregunta del tipo “¿cuántos tienes?” o “¿Dónde los tienes?”
Hikari: Es la primera pregunta que se me ha ocurrido.
Dex: Pues los de las orejas, todos, me los hice en mi décimo tercer cumpleaños y los demás dos años después.
Hikari: ¿Cuántos más tienes?
Dex: ¡Mi turno! ¿Cuándo es tu cumpleaños?
Hikari: Eh… El siete de abril.
Dex: Oh, aries, me gusta, me gusta. Pregunta.
Hikari: Me ha picado la curiosidad… ¿Cuántos piercings tienes?
Dex: Veintidós
Hikari: Ni de coña.
Dex: Es cierto, puedes contarlos si quieres.
Ya lo había hecho. Siete en cada oreja, uno en la ceja izquierda, otro en la nariz, en la lengua y en el labio. En total dieciocho. No estaba muy segura de querer saber donde estaban los restantes…
Hikari: Quizá en otro momento…
Dex: Me toca. ¿Estudias o trabajas?
Hikari: ¡Venga ya!
Dex: Lo siento, me has pillado en blanco.
Dex cambió de postura y se tumbó apoyando la cabeza en el reposabrazos.
Dex: ¿Crees que soy un plasta?
Hikari: Buena pregunta.
Dex: Jo, no lo digas con ese tono.
Pasaron unos instantes de silencio en los cuales yo recorrí con la vista todos los detalles de la estancia.
Dex: ¿Te apetece tomar algo?
Dex se incorporó y se dirigió a la cocina.
Hikari: ¿Qué tienes?
Dex: Lo que quieras
Hikari: Entonces un vaso de leche con chocolate.
Dex: Oído cocina.
Me incorporé también y m fui junto a él.
Dex: ¿No te apetece un café o un té mejor?
Hikari: El café no me va demasiado y las infusiones solo las tomo después de comer.
Dex: ¿Por alguna razón en especial?
Hikari: Porque ayudan a hacer la digestión y por costumbre
Dex: Oh ¿y qué es lo que más te gusta? me refiero a las infusiones.
Hikari: Pues… Manzanilla, poleo-menta…
Dex: Uhm, creo que en esta casa como mucho hay manzanilla. Edward hace las compras y dice que para beber agua sucia mejor beber del cubo de la fregona.
Hikari: Que amable.
Dex: Caliente ¿no?
Dex alzó levemente la taza con mi leche.
Hikari: Si, por favor.
Tras meterla en el microondas se apoyó sobre la encimera de la cocina.
Dex: Y cuéntame ¿dónde vides? Quiero decir… Es que… Como siempre te veo sola… ¿Vives sola o con alguien?
Hikari: Hombre, técnicamente con mi hermana, pero es como si viviera sola.
Dex: ¿Nunca sales con ella o qué?
Dex apagó la cafetera y se sacó una taza para él
Hikari: No, hace tiempo que no la veo la verdad…
Dex: ¿Tienes más familia?
Hikari: No ¿Tú?
Dex: Tengo a Xeris, mi hermana, y a mi padre. Él vive en mi ciudad natal, está bien metidita en las montañas del norte.
Hikari: ¿Y tu madre?
Dex sacó en silencio mi taza del microondas.
Dex: Murió.
Hikari: Lo siento
Dex: Yo era muy pequeño… En fin, cosas que pasan ¿quieres una?
El pelo-pincho me ofreció una bandeja de galletas.
Hikari: ¿Son las famosas galletas de Eduardo?
Dex: Si, y llámale Edward. Si le llamas Eduardo te soltará un bufido y estará sin hablarte meses.
Hikari: Lo tendré en cuenta.
Ambos cogimos una galleta y nos la llevamos a la boca.
Dex: Sigue gustándome más la masa cruda.
Hikari: Discrepo
Dex: ¿Sabes cocinar?
Hikari: Hombre, no soy Carlos Arguiñano, pero me defiendo.
Dex: Am.
Dex pegó un sorbo de su café.
Dex: Y dime, ¿qué hobbies tienes?
Me pensé la respuesta mientras que cogía otra galleta.
Hikari: No se, básicamente me dedico a leer y a dibujar.
Dex: Mejor que yo, viendo la tele y dándole a los videojuegos todo el día.
Hikari: ¿Estudias o trabajas?
Dex: Mira a la otra.
Dex sonrió levemente.
Dex: Dejé los estudios en la enseñanza obligatoria. Me he planteado un par de veces terminar el bachiller e ir a la universidad pero… Ciertos rasgos de mi ser me lo hacen imposible.
Hikari: ¿Un tumor cerebral?
No supe calificar la mirada que me echó el pelo-pincho por esa pregunta.
Dex: Es igual, son cosas mías.
Dex cogió un azucarillo y lo echó en su café.
Dex: Y… ¿Cuánto llevas en la Organización?
Pegué un respingo y me atraganté con mi bebida.
Dex: No me mires así. Si mi hermana está dentro existe la posibilidad de que yo sepa de su existencia ¿no?
Dex de pegó otro sorbo a su café con normalidad.
Dex: Yo también estoy, bueno, estaba...No se...
Dex tenía la mirada perdida, inmerso en el humeante café.
Hikari: ¿Y eso?
Dex: Digamos que esos rasgos que no me permiten estar en sitios con mucha gente, como la escuela, me permiten hacer otras cosas.
Hikari: ¿Cosas como qué?
Dex: Cosas...
Hikari: ¿Cosas... nazis?
Dex estalló en una sonora carcajada.
Dex: Esa ha sido buena.
Hikari: ¿Y por qué no puedes estar con mucha gente? ¿Eres un licántropo inestable que se transforma a la mínima?
Dex sonrió con malicia, se incorporó y lentamente me arrinconó contra la nevera. Fulminándome con sus profundos ojos verdes.
Dex: No exactamente, pero si lo deseas hoy puedo ser tu hombre, o incluso tu lobito...
Hikari: Mejor no, gracias ¿No puedes ser mi Dex?
Dex: ¿TU Dex? Si, me gusta la idea, sobre todo el “tu”
Me alarmaban los cambios tan bruscos que experimentaba Dex.
Me separé de él y de la nevera y cogí otra galleta.
Hikari: Que ricas
Dex: Me gustan más estando crudas.
Hikari: Pero así, horneaditas y crujientes…
Dex: Sigue gustándome más la masa cruda.
Hikari: Discrepo
Al final terminamos hablando los siguientes 45 minutos de lo que realmente hacía a la masa de galletas tan apetitosa
Hablar con él se me hacía fácil y agradable, exceptuando sus puntuales intentos de seducirme. Pero el trato, la forma de hablar, me sentía como si fuera casi amigo de toda la vida.
Finalmente, y tras gastar todos los temas de conversación y quedar en tablas en los juegos de lucha de la consola, nos quedamos en silencio. Yo estaba medio tumbada con la cabeza en el reposabrazos y Dex en el lado opuesto, completamente espatarrado, con una pierna colgando del borde del sofá y la otra en el respaldo
Dex: Oye...Hi...Te puedo llamar así ¿no?
Hikari: Si
Dex: Me gusta más princesa, o princesita, pero en fin, me preguntaba...
Hikari: ¿Qué?
Dex: Que... Tú y yo somos coleguitas ¿no?
Alcé la cabeza. Tenía la vista clavada en el techo. No acababa de comprender la pregunta en si, el porqué...
Hikari: Claro
Dex sonrió ampliamente con los ojos cerrados.
Dex: Gracias
Pasó un largo rato de silencio en el que yo memoricé todos los detalles de la lámpara del techo.
Hikari: Oye
Pero no obtuve respuesta.
Hikari: ¿Dex?
Me incorporé y me acerqué a su lado. Dormía como un bebé, con la boca un poco entreabierta. Que cuco...
Volví a la cocina para servirme otro vaso de leche cuando se abrió la puerta del ascensor.
Edward: Hola mariquita ¿Estás en casa?
Hikari: Hola Edward
Edward: ¡Anda! ¿Como tú por aquí jovencita?
Hikari: El tocinito de cielo me invitó
Señalé hacia el sofá en el que Dex se removía dulcemente en sueños.
Edward: Ya le dije que no estuviera despierto hasta las tantas. En fin, ayúdame a llevarlo arriba si no te importa.
Tras cargarle a Dex a la espalda, Edward me guió escaleras arriba hacia su cuarto. La habitación de Dex tenía el aspecto de ser la de un crío, con peluches y muñecos por doquier, las sábanas negras con aviones rojos y blancos., gran parte de la roa huía del armario para desperdigarse por el suelo. Cómics y mangas inundaban más de la mitad de las estanterías, dejando los grandes clásicos de la literatura arrinconados en las dos últimas lejas al tiempo que las paredes perdían su color para tomar el de los pósters y fotos que las empapelaban. Edward le dejó sobre la cama y apagó la luz.
Edward: Siempre ejerciendo de padre…Lo que me jode es que luego estará a las seis de la mañana dando tumbos…
Hikari: Yo debería de irme ya
Edward: ¿Por qué? Quédate a tomar algo o incluso a dormir, tenemos habitación de invitados. Además, es tarde y ver a Dex por la mañana sin gomina y sin afeitar es un auténtico espectáculo, de veras, no tiene precio.
Pese a las súplicas de Edward tuve que rechazar la invitación. Me sentía bastante cortada. Finalmente me acompañó hasta la salida y me despidió en nombre de Dex mientras que caminaba por las oscuras calles hacia la casa de Thessla.
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