Capítulo 23

Capítulo 23
Dragula





Atlas entró en el local, al instante se vio ensordecido por el alto volumen de la música, mientras que las luces parpadeantes y el humo le cegaban.
Atlas: Mierda de sitio…
Pese a que dijo esto casi gritando de rabia nadie puedo oírle por la endemoniada música.
Atlas intentaba abrirse paso entre la alocada multitud. Finalmente, y tras morderse la lengua para evitar soltarle alguna obscenidad a unos cuantos que estuvieron apunto de mancharle el traje con sus bebidas, llegó a la barra donde retomó el aliento. Odiaba esos lugares, mayormente porque era condenadamente difícil encontrar a Por qué, y odiaba sobretodo a la gente que los frecuentaba. En una segunda carta Por qué le rogaba que se reuniera con el de inmediato, alegando poseer una suculenta información. Atlas no se hubiera negado a reunirse en el elegante restaurante de siempre, pero le costaba aceptar una invitación a un lugar como en el que estaba.
Se encontraba solo, esperando en la barra de uno de esos llamados “bares de vampiros”. Sentía cierta aversión hacia aquellos humanos que pretendían ser lo que no eran. Se hacían cortes en la piel para saciar a sus “anfitriones” y guardaban sangre de sus… En fin, lo único bueno que tenían esos lugares era que los vampiros de verdad que dependían de sangre, como Por qué, podían obtener comida fácilmente y sin matar a nadie.
La camarera entonces se le acercó con cierta sensualidad e insinuación, posando sus senos sobre la barra, dejando su escote bien a la vista y jugando con la tira de su sostén. Era una mujer con aspecto un tanto demacrado y con varias heridas de cuchillas en el cuello y en los brazos. Tenía un tatuaje en el vientre de un sol y una luna en el cielo estrellado. Su cabello era corto, muy corto, casi rapado y su cara estaba llena de piercings.
Camarera: Hola tesoro ¿Te apetece tomar algo?
Atlas: Esto…
Camarera: ¿O quizá prefieras algo de beber?
Dijo esto dejando bien a la vista su cuello, lleno de heridas y de cortes.
Atlas: Un vaso de agua, gracias.
Camarera: Que aire tan elegante, guapo. ¿Eres un vástago del gran Lestat o algo?
Viendo la posible diversión en la conversación le siguió el juego a la mujer.
Atlas: Soy incluso más viejo que Lestat, querida.
Camarera: ¿No me digas?
Atlas: Si, nací en el 1201.
Camarera: No existen vampiros tan viejos tesoro.
Atlas: Tampoco existen vampiros que huelan a humano.
La camarera arqueó la ceja.
Camarera: Trabajo entre humanos, es normal que huela a ellos.
Atlas se sonrió dejando ver su perfecta dentadura y sacando sus colmillos de forma amenazante. La mujer pegó un respingo y retrocedió
Atlas: Algún día un vampiro que sea más radical que yo te matará por fingir lo que no…
Por qué: ¡Atlas!
Atlas se giró. Por qué iba vestido con unos pantalones cortos de color negro con encajes, adornados con cadenas y un par de tirantes caídos. En la parte de arriba llevaba una camiseta de rejillas y por encima una chaqueta torera de manga larga que tenía una capucha adornada con peluche de pelo largo de color plateado.
Atlas: ¡Maldito hijo de un chacal!
Porqué: Irradias amor Atlas.
Atlas: ¿No había otro sitio? Hay casi trescientos locales en los que sentarse tranquilamente a tomar algo por la noche y charlar.
Porqué: Ya, pero no son tan divertidos.
Atlas: No vuelvas a dejarme solo en estos sitios, odio a esta gente.
Por qué: No esperaba que vinieras, la verdad, creí que te negarías e iríamos a uno de esos sitios más serios que tanto te gustan.
Atlas: Tienes algo aquí.
Atlas señaló hacia la comisura izquierda de su boca. Por qué imitó el gesto y se miró el dorso de la mano para ver que estaba manchado con un líquido carmesí.
Por qué: Ups, perdón.
Por qué se limpió la cara con cuidado de no llevarse los piercings del labio por delante.
Por qué: ¿Te apetece una copa? Tienen un A+ que está delicioso también hay una chica muy mona que...
Atlas: No gracias, ya sabes que mis gustos tienden al O+, no obstante, no me apetece
Por qué: Como gustes, yo ya he cenado, vamos a un sitio más alejado.
Atlas: Si por favor, esta canción me está destrozando por dentro.
Por qué: ¡Pero si es Dragula!… En fin, sígueme.
Atlas caminó pegado al vampiro hasta una mesita en una esquina alejada de todo, especialmente de los altavoces.
Atlas: Bueno, estoy ansioso ¿Qué querías contarme?
Por qué: Se trata de Efebo, será mejor que esperemos un poco, Tiene que estar al caer. El gatito me dijo que quería estar presente en esta conversación.
Justo al terminar esa frase un joven posó su delicada mano sobre el hombro de Atlas. Tenía una cara redonda con rasgos suaves, su cuerpo era delgado y esbelto, sin tener la musculatura muy marcada. Su media melena de color castaño cobrizo hacía juego con sus ojos color miel. Lucía un chaleco corto y unos pantalones ajustados junto con una camiseta peludita de tirantes. La música de fondo había cambiado radicalmente, ahora sonaba “Oh, oh, oh, sexy vampire”
Por qué: Hablando del rey de Roma...
Atlas: Hola Efebo.
Efebo: Saludos, kon-kon.
Efebo era un gato negro. Para los ojos de cualquier humano era un gatito negro, igual de normal que los gatos de otro color, pero para alguien del mundo paranormal era fácil ver su verdadera naturaleza. Los gatos negros son unas criaturas místicas capaces de escuchar los deseos de los demás y de cumplir un deseo a quien quieran por cada una de sus vidas. A parte de su aspecto gatuno también pueden optar por una más humana, que era la que mostraba en esos momentos Efebo para los ojos de todos los que estaban en el local.
Efebo tomó asiento junto a Por qué. Atlas tamborileó los dedos sobre la mesa.
Atlas: Bueno, ¿No tenéis nada que contarme?
Efebo: Ayer escupí una bola de pelo. Era enorme.
Por qué: Dudo que se refiera a eso.
Efebo: Oh, si ejem… Si un humano tiene un aura igual a la que es propia en la gente como nosotros… ¿Es de Imaginary?
Atlas abrió los ojos y se echó hacia delante.
Atlas: ¿Qué has visto?
Efebo: Creo que he encontrado a tu princesita perdida.
Atlas se quedó estático un instante abriendo más los ojos con cara de estupefacción.
Atlas: ¿Qué? ¿En serio?
Efebo: Si está aquí en Villa Crepúsculo.
Atlas: Por favor, háblame de ella ¿Cómo es? ¿Qué ha sido de ella? ¿Qué…?
Efebo: No se si lo sabías o no pero está con Thessla y está en la Organización.
Atlas suspiró.
Atlas: Continúa, descríbemela.
Efebo: Rubia, pelo coto con mechones largos, constitución normalita… Y se suele juntar con un tipo un tanto rarito…
Atlas: ¿Quién?
Efebo: Ni idea, solo se que se llama Dex.
Por qué: Es… Un chico de pelo negro, mas o menos de su edad, con el cuerpo lleno de piercings y…
Atlas: ¿Y?
Por qué: No, nada, simplemente a su lado también hay un aura extraña pero no se distinguir lo que es…
Atlas: ¿Aura buena o mala?
Por qué: Mala, pero controlada.
Atlas permaneció en silencio unos instantes, luego alzó la vista y miró a los dos presentes.
Atlas: El plan es este, en los próximos días antes de la fiesta anual de Imaginary intentaré establecer contacto con ella. Hasta entonces no quiero que nadie del consejo sepa nada de este tema ¿De acuerdo? Ya tengo suficiente con defender a Thessla frente a esos mentecatos como para tener que defender el puesto de la princesa también.
Ambos asintieron y Atlas se incorporó de su asiento.
Atlas: Caballeros, ha sido un placer volver a verlos a ambos…
Efebo: ¿Te vas?
Atlas: Si antes de que Aura le saque los ojos a Inner o viceversa. Además ahora tengo que planificar ciertas cosas importantes y os necesitaré a vosotros para vigilar a la princesa, necesito saber dónde encontrarla exactamente.
Por qué: Confíe en nosotros jefe, no le defraudaremos.
Atlas sonrió de manera fraternal hacia Por qué.
Atlas: Hasta ahora nunca lo habéis hecho. Confío en vosotros chicos.
Y tras un leve gesto con su sombrero a modo de despedida, Atlas volvió a hacerse paso entre la gente para alcanzar la salida.