El camino por recorrer
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Capítulo 19

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Mensaje  Hikari Mar Feb 16, 2010 8:08 pm

Capítulo 19
Necesito otra cerveza



Amanecí en el sofá cama de Thessla con un terrible dolor de espalda, posiblemente por dormir sobre los mandos de la tele. Tras asearme, vestirme y desayunar unos cereales rancios que había abandonados en la despensa, volví al castillo. Esto de los portales es un chollo. Justo en el instante en el que aparecí en mi habitación Axel abrió la puerta.
Axel: Oh, estás aquí, perfecto. Ponte la gabardina, que nos vamos.
Hikari: ¿Así sin más? ¿Sin una explicación ni dar los buenos días ni nada?
Axel: Buenos días, tenemos una misión, ponte la gabardina y tráete un arma.
Seguí con eficiencia las órdenes y salimos a paso ligero de la habitación.
Hikari: Y... ¿Vamos solos?
Axel: No, vienen el pulgoso y Xigbar con nosotros.
Hikari: ¿El pulgoso es Saïx?
Axel: Puedes llamarle perrito faldero también.
Hikari: ¿Y a dónde vamos?
Axel: Al mundo inexistente, hay que machacar a unas cuantas hordas de sincorazón.
Hikari: Oh que “diver”
Axel: Si, “yupi”.
El pelirrojo dijo eso con un tono un tanto sombrío y desanimado.
Hikari: ¿Ocurre algo?
Axel: Estoy hasta los mismísimos de los sincorazón. Estoy cansado e irascible, de modo que no me des mucho la tabarra.
Finalmente, y tras estar en silencio el resto del camino, llegamos al hall en el cual Xigbar y Saïx ya estaban esperando.
Saïx: llegáis tarde
Axel: Culpa de esta ¿Nos vamos?
Saïx, acto seguido y sin mediar palabra, abrió un portal.

La luna brillaba alta en la inmensidad del cielo estrellado, reflejada como siempre en las pantallas del rascacielos de los recuerdos.
Xigbar: Bueno, ya estamos aquí, la pista es nuestra chavales.
Hikari: Pero aquí no hay nada.
Axel: Dales tiempo a que nos detecten.
Sin embargo Saïx no estaba dispuesto a esperar mucho. Hizo a un lado al pelirrojo con brusquedad y situándose en medio de la plaza golpeó con violencia el hormigón con su claymore. Lo hizo tan fuerte que llegó a resquebrajar el suelo. Saïx era muy fuerte. Cuando apartó al pelirrojo este parecía haberse transformado en un ligero muñeco de trapo, aunque volvía a pesar cuando yo le sujeté para que no cayera sobre mí.
Sin embargo, y pese a sus métodos, su plan había dado resultados y al instante cientos de criaturas oscuras emergieron del suelo, inundando la plaza.
Xigbar: ¡Al turrón!
Desenvainé la espada.
Axel: Quédate a mi lado.
Hikari: Como mandes jefe.
Axel me dedicó una mueca a modo se sonrisa. Acto seguido materializó sus chakrams y llenándolos de llamas los lanzó hacia el grupo de sincorazón más cercano, eliminándolos de un golpe.
Axel: Supera eso piltrafilla.
Le dediqué una sonrisa al pelirrojo, parecía volver a estar con el mismo humor de siempre. Arremeter contra ellos era mucho más fácil que hacerlo contra Axel, casi era como podar arbustos. Lo único que me intimidaba era su número, pero se reducía por momentos.
Xigbar: ¡Tío, esto está chupado! Podrían haberles mandado a los pardillos de Vexen y Zexion a hacer esto...
Pero justo en ese momento aparecieron más. Todos los que habíamos eliminado volvieron a reponerse. Había tantos que casi doblaban la cantidad inicial.
Todos nos reagrupamos en el centro de la plaza.
Hikari: ¡Son demasiados!
Axel: ¿No lo hace más emocionante?
Hikari: ¡No! hay que salir de...
Entonces Saïx levito durante unos instantes.
Saïx: ¡Luna, ilumíname!
Cuando volvió a posarse en el suelo hizo un brusco movimiento con su claymore haciéndolo crecer. Sus ojos eran completamente amarillos y unas brillantes filas de afilados dientes adornaban su boca mientras que su cara desprendía un brillo azulado.
Saïx: ¡Desapareced!
Saïx golpeó rápidamente el suelo mientras que se desplazaba por toda la plaza a gran velocidad. El suelo vibraba con violencia mientras que se resquebrajaba el asfalto.
Saïx eliminaba una decena de criaturas con cada golpe y su número volvía a disminuir dramáticamente.
Xigbar hizo brillar sus armas cargándolas de energía. Acto seguido disparó dos balas enormes que atravesaron a media docena de sincorazón y tras rebotar en un edificio volvieron a fulminar a la masa de sombras.
Axel y yo seguíamos espalda contra espalda, estáticos en el centro de la plaza, yo encogida tras mi espada y pegadita a él.
Él con su aire confiado mientras que incendiaba un sector de la plaza eliminando a un pequeño grupo de sincorazón.
El pelirrojo se giró hacia mí y me pegó un suave golpe en la cadera a la vez que le lanzaba uno de sus chakrams a los tres sincorazón más cercanos.
Axel: ¡Dale caña o Frixen me matará por llevarte de vuelta moribunda!
Suspire, que bonitas expectativas...
Axel lanzó con furia sus armas junto con una potente llamarada que calcinó a una cuarta parte de nuestros atacantes. Yo iba eliminando a todos los que se acercaban peligrosamente a nosotros mientras que Axel concentraba su energía en un nuevo ataque.
Entonces el pelirrojo se desmaterializó y volvió a aparecer en un extremo de la plaza arrasando con todo lo que se interponía en su camino mientras que surfeaba sobre un chakram en una oleada de llamas.
Al estar Axel a mucha distancia de mí me sentí desprotegida e intimidada por la situación. Cometí el error de relajarme demasiado y distraerme de mi enemigo por un instante. Entonces una de esas sombras se abalanzó sobre mí y me arañó la espalda. La herida de escocía de manera insoportable, como si se metal incandescente se tratara. Caí de rodillas al suelo apretando los dietes por el dolor. Dos más saltaron sobre mí. Axel se giró, pero ya les tenía prácticamente encima. Fue entonces cuando grité, cerré los ojos y extendí mi mano hacia ellos a modo de protección. Quise que ardieran, quise que se calcinasen y se deshicieran en ceniza, al igual que lo habían hecho los que atacó Axel.
En ese momento puede ver un resplandor con los ojos entrecerrados. Los abrí del todo para ver como mis atacantes ardían mientras que se desvanecían. Axel me agarró bruscamente del brazo y me puso en pié de un tirón. Tenía una expresión entre sorpresa y enojo.
Axel: Ya hablaremos más tarde de esto.
¿Hablar de que? ¿De lo incompetente que soy y de cómo me ha tenido que salvar otra vez? Finalmente Saïx acabó con los siete últimos de un golpe. Me senté sobre los escalones de la entrada del rascacielos de los recuerdos y me llevé la mano a la espalda. Me miré la mano, tenía sangre.
Axel: Es una arañacito de nada, deja de tocarte o te empeorarás la herida.
Hikari: Me escuece.
Axel: Pues haber estado más atenta.
Hikari: Si tú no me hubieras dejado sola…
Le miré con cara de cordero degollado. Axel arqueó la ceja con cierta indiferencia, pero finalmente cayó ente mis pucheritos.
Axel: Esta bien, lo siento, culpa mía…Hay señor lo que hay que hacer.
Axel rebuscó en sus bolsillos y sacó un paquete de pañuelitos de papel.
Axel: Estate quieta.
El pelirrojo se puso a limpiarme, sin demasiado cuidado, la sangre que me manchaba la espalda.
Axel: Eres una quejita, es una arañacito de nada, ya casi ni te sangra.
Me mordí la lengua para evitar hacer ningún comentario. Al pie de las escaleras Saïx, sentado en el suelo con las piernas cruzadas, limpiaba su claymore con cariño mientras que Xigbar hacía una especie de estiramientos. Miré alrededor. Había varios escaparates completamente destrozados, más los boquetes que Saïx había abierto en el suelo y las paredes, Una papelera de plástico se consumía bajo las llamas junto con unos enormes cubos de basura. La plaza se había quedado hecha un cristo…
“¡MONSTRUOS!”
Me giré de golpe, todos lo hicimos. Un hombre pálido y enclenque que aparentaba más o menos la edad de Xigbar. Había salido desde un callejón y nos miraba enfurecido. Saïx y Axel se incorporaron casi a la vez.
Hombre: Venís a nuestro mundo, destrozáis nuestras calles, matáis a mi gente, a nuestros jóvenes ¡Todo por vuestros propósitos violentos! ¿Por qué no nos dejáis en paz?
Saïx: ¿Vuestro…mundo?
Saïx tenía la cabeza agachada.
Axel: Otra vez no…
Hikari: ¿Que pasa?
Iba a incorporarme cuando el pelirrojo me cogió por el hombro y me empujó hacia abajo.
Axel: No te acerques.
Hikari: ¿Qué…?
Pero Axel me mandó callar con una fría mirada.
Xigbar: Vámonos ¿Eh, Saïx?
Xigbar se acercó a Saïx y le puso la mano en el hombro.
Saïx: Espera, creo que he entendido mal.
Saïx agarró con fuerza su claymore
Hice un movimiento brusco con el hombro y me solté del pelirrojo. Cuando estuve de pie y me dispuse a bajar los escalones, Axel me cogió del cuello de la gabardina y tiró de mí hacia él ahogándome un poco. La espalda me dolía.
Axel: Te matará como te interpongas en su camino.
Miré a Axel, el miraba fijamente a Saïx, con el cuerpo tenso, esperando a algo.
Saïx: Venimos a libraros de esta amenaza, os damos un sitio donde vivir… No, no solo eso. Os permitimos vivir ¿Y os atrevéis a criticarnos? ¡Maldito insolente!
Saïx se abalanzó sobre él. Xigbar y Axel consiguieron medio inmovilizarle a escasos metros de su víctima. Ni siquiera mude apreciar como llegaron hasta él debido a la velocidad con la que lo hicieron.
Saïx: ¡Escoria!
Saïx escupió al hombre que yacía aterrorizado en el suelo e intentaba alcanzarle a patadas, pero Axel y Xigbar ejercían entre los dos la fuerza necesaria para detenerle.
Xigbar: Relájate Saïx, ese miserable no tiene ni idea, déjalo.
Saïx: ¡Basura! ¡Sucio desecho social! ¡Soltadme, quiero destruirlo!
Saïx finalmente se calmó, o al menos ya no era necesaria la fuerza para que estuviera quieto, en cuanto el hombre desapareció de su vista huyendo tras el callejón por el que había venido. Sin embargo la calma tras la tormenta duró poco, justo hasta el momento en el que una lata de refresco impacto en el cráneo de Saïx.
Tras este primer misil, cientos de objetos fueron lanzados desde las ventanas hacia nosotros. El arsenal iba desde bolitas de papel hasta porcelana.
Axel: ¡Vámonos!
Volvieron a sujetar a Saïx y le lanzaron al interior del portal antes de que derrumbara por completo la fachada del edificio más cercano.

Axel me revolvió el pelo mientras que se sentaba junto a mí en el sofá de la sala de ocio.
Axel: ¿Qué tal peque?
Hikari: ¡una mierda peque!
Axel: ¿Enana te gusta más?
Le solté un bufido y me crucé de brazos. Axel se rió y me revolvió el pelo otra vez.
Axel: No te pongas así, sólo era una broma mujer.
Hikari: Ya, claro…
Axel: ¿Mejor de la espalda?
Hikari: Si.
Axel: Me alegro.
Axel pe legó un trago a la cerveza que llevaba en la mano.
Hikari: Oye... ¿Qué le ha pasado a Saïx? Se ha puesto hecho una furia.
Axel jugueteó con la chapa de su lata antes de contestar.
Axel: Es que el otro día se produjo un numerito similar que acabó peor que hoy y… Bueno, hoy se han tomado sus represalias al respecto.
Hikari: Oh…
Axel: ¿Qué tal ayer con Dex?
Hikari: ¿Qué pasa? ¿Lo hueles o algo?
Axel: Tengo un satélite propio con el que te vigilo mientras que me rasco el escroto en el sofá, no te jode…
Hikari: Eso ha sido repugnante Axel.
Axel: Lo se, y no me cambies de tema.
Hikari: Supongo que bien, Dex me contó ciertas cosas interesantes, entre ellas que estaba en la Organización…
Axel: Trabajó de sicario, igual que su hermana, pero eso fue tiempo atrás…
Hikari: De modo que le conocías de eso
Axel: Más o menos…
Hikari: ¿Y por eso no me conviene acercarme a él?
Axel: No…No es por eso…Mira, aunque no tenga corazón ni puros sentimientos…Me importas y no quiero que te pase nada… Y el… Créeme cuando te digo que es peligroso.
Los ojos de Axel irradiaban cierta tristeza.
Axel: Digamos que te he cogido cariño y…
Hikari: ¿Como amiga?
Axel: Mas bien como mascota
Hikari: Capullo…
El pelirrojo hecho a reír. Me gustaba verle así, me hacía sonreír a mí también. Axel se terminó la cerveza de un trago y volvió a juguetear con la chapa.
Axel: A todo esto…. Lo de antes…
Hikari: ¿El qué?
Axel: Dime ¿cómo has podido lanzar esa llamarada?
Hikari: ¿Yo? ¿No has sido tú?
Axel: ¿Me tomas el pelo?
Hikari: No, en serio, yo…
Me miré las palmas de las manos ¿Yo…había lanzado una llamarada? ¿Con mis manos?
Axel: Osea… ¿Insinúas que lo has hecho inconscientemente?
No respondí. Tenía la sensación de hacer hecho eso antes… Yo sabía hacer eso, me refiero a las magias, lanzar hielo, fuego…Me lo habían enseñado de pequeña. ¿De pequeña? ¿Quién? ¿Cuándo? Si yo llevo desde siempre aquí… ¿No?
Axel: …Bueno, si eso mañana te pasaré unos cuantos libros con información… ¿Me escuchas?
Hikari: ¿Eh?
El pelirrojo suspiró y se rascó la cabeza al tiempo que se incorporaba.
Axel: Necesito otra cerveza…
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