El camino por recorrer
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Capítulo 9

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Mensaje  Hikari Lun Mar 23, 2009 8:15 pm

Capítulo 9
Dos menos



Nos giramos, a nuestra espalda se encontraba Lexaeus mirándonos con un ligero aire de superioridad. Era un hombre enorme. Casi de dos metros .Lexaeus alzó su arma
Lexaeus: no es nada personal, yo sólo cumplo órdenes
Clavó su arma en el suelo y se produjo un fuerte temblor que nos tiró a todos al suelo.
Se abrió una gran grieta Alba, Efrén, Rakildis y Natalia cayeron en su interior, pero antes de que se perdieran en el fondo del precipicio pudimos agarrarlas. Por desgracia unos enormes pedruscos se elevaron y nos golpearon. Conseguimos subir a Natalia y a Rakildis pero sin embargo Efrén y Alba se perdieron para siempre.
PP: ¡No!
Lexaeus: Lo siento pero si, muajajajaja
Grandes fragmentos de roca se alzaron formando un remolino.
Muchos de nosotros caímos al suelo, otros perdieron el conocimiento y otros…en fin, el golpe en la cabeza fue demasiado fuerte…
Al final sólo quedamos seis en condiciones de luchar. El poder de ese tío era increíble.
En a penas tres asaltos había tumbado a la mitad. Lo admito, estaba acobardada.
Todos y cada uno de los golpes que le habíamos asestado parecían no hacerle efecto.
Sólo un milagro podía salvarnos y precisamente un milagro ocurrió.
De la nada aparecieron tres tipos con las mismas gabardinas que el hombre de mi sueño.
Lexaeus: ¿Y vosotros quién demonios sois?
Entonces cada uno dijo su nombre tipo súper héroes.
David: David
Alberto: Alberto
Bea: Y Bea
Lexaeus: am… ¿y no había una presentación más cutre?
Alberto: ¡OYE TU RETIRA ESO!
David: tranki tío en vez de eso deberías decirles a estas señoritas como le prefieren: crudo, a la parilla o quemadito
Bea: Je, je io creo que bien quemadito
Lexaeus: ¡Oh, genial! más víctimas, hoy es mi día de suerte
David: Eso ya lo veremos
Entocnes cada uno sacó sus armas. El tal David se puso unos extraños guantes, Bea se puso un bazooka en el hombro y Alberto desenfundó su katana.
La unión de los ataques de sus armas tumbó a Lexaeus en braves instantes. Todos nos quedamos estupefacto pto la fuerza de sus ataques.
Lexaeus: ¡no puede ser! ¡Es imposible! ¡Yo, derrotado por una panda de gusanos! ¡Yo soy un miembro de La Organización! ¡No puedo perder así!
Lexaeus entonces con un aullido amargo se descaneció
Los otros encapuchados hicieron un leve gesto de despedida con la mano y desaparecieron también. Nos quedamos en silencio durante unos instantes…Silencio…aquel concepto que rara vez llegué a entender se esta convirtiendo en parte de mi rutina.
Estas reflexiones comienzan a traumatizarme… Cuando acabe todo esto seguro que voy a ver a un psicólogo.
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